No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y
no te levantes con el pie izquierdo, dicen. La receta de un gran día o un
pésimo día no se encuentra en ningún baúl de un castillo de siglos pasados,
pues la encontrarás en tus actos, en tus decisiones. Buenas o malas decisiones
nos sirven de ingrediente principal en nuestros días. Pero éstas, no dependen
solo de nosotros mismos, ya que las decisiones de los que nos rodean nos
influyen más de lo que creemos. No me refiero a que este ingrediente tenga que
ser grande en cuento a peso ni tamaño, sino a valor, y no económicamente
hablando. Pues de pequeños gestos nos hacemos grandes y las decisiones
conllevan a ese pequeño gran gesto. Un gesto de amor puede hacer que ese día
sea no un día más, sino un gran día. Aunque no todo está en nuestras manos. Un
gran día para algunos puede ser trágico para otros. Igual, para mí, un gran día
no es el que está hecho de grandes hazañas y conquistas. Un gran día está hecho
de pequeñas cosas: de una palabra de aliento, de una sonrisa, de una mirada... e
incluso de una ausencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario