Tenemos toda una vida por delante, mejor dicho, tenemos un
presente que ir viviendo sin dejarnos nada por hacer. Suelo temer al
aburrimiento y a la perdida de tiempo, aunque creo que contigo el aburrimiento
nunca nos alcanzaría. Tenemos demasiados asuntos que llevar a cabo en un tiempo
indefinido. Tú tienes tanto que enseñarme y yo tanto que aprender, que
contándome historias o viendo películas nos podríamos pasar una eternidad. Si
siempre me ha gustado interesarme por las personas, su forma de ser y sus
gustos, no te imaginas las ganas que tengo de saber de ti. Así como creo que de
los libros de texto he aprendido bastante poco, de las personas que me rodean
he aprendido gran parte de lo que soy. Es decir, algún aprendizaje de ti ya he
sacado y por ello te digo que podría pasar horas abrazados mientras me lees la
mente o simplemente dejando que la música hable por nosotros o haciendo el
amor, que es otra forma de sentirnos. De vez en cuando alguna que otra
conversación filosófica o literaria, por muy contradictorio que sea esto en mí,
la explicación es muy simple, aprender por aprobar un examen no es lo mismo que
aprender por interés o curiosidad. Dicen que lo malo de lo bueno es que dura
demasiado poco aunque también dicen que los mejores cuentos son historias sin
final, yo lo que creo es que por cortos que sean los momentos, hay que
aprovecharlos y saber disfrutarlos; y que las mejores historias son aquellas en
las que no ves el final, no quiero decir que no lo tengan, sino que el final
vendrá cuando crea oportuno, cuando ya no haya nada que nos una.
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