Nunca se me
dieron bien los cálculos rápidos aunque en esta ecuación lo que importa no es
la velocidad. El problema es que tampoco controlo ni el espacio ni el tiempo en
dicha ecuación. Sé que tengo tiempo, cronológicamente hablando, para despejar
la x pero me faltan datos, hay algo que no me encaja. Bueno, poco a poco iremos
aclarando los datos y finalmente acabaremos llegando al resultado final. La
verdad es que eres esa sustancia desconocida que hace que este cálculo este
elevado a pensamientos que nadie consigue descifrar, eres eso que me falta en
la ecuación. No es que me falte el dato, sino que esta escondido entre tus
miles de pensamientos, entre tantas historias de las que te compones; porque en
realidad no estamos hechos de átomos sino de historias. Sé que lo nuestro es
pura química y espero que la reacción entre tú y yo nunca sea reversible y que
dicha reacción se encuentre, en su mayor parte, en equilibrio. Somos polos
opuestos que se atraen aunque, inexplicablemente, también se repelen. Cuerpos
que al acercarse se les acelera el ritmo cardiaco y son capaces de alcanzar un
número de pulsaciones por minuto tan elevadas que ni el pulsómetro es capaz de medir.
En todas estas ciencias son necesarias las derivadas y es que nosotros
derivamos en unas ganas máximas que tenemos el uno del otro; lástima que por
medio haya tantas variables. Volviendo a mi ecuación, hemos sumado muy pocos
momentos y eso multiplica mis ganas de pasar algún rato más contigo. La
incógnita que veo más difícil de descifrar es a donde vamos pero, como he
dicho, tengo tiempo para encontrarla. Mientras tanto, espero no perder la
cuenta de los besos que te debo y que tú vayas sumando motivos para
reencontrarnos.
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