martes, 22 de enero de 2013

“Voy a acariciarte y a perder el control”


De nuevo el destino nos propuso otra tentación; nos encontrábamos solos en aquel lugar, sin nada ni nadie que nos incomodara. Esa atracción química y pasional cargaba el ambiente de tal modo que cada vez teníamos más claro lo que nos apetecía. Aquella situación era realmente tentadora, y más si tenemos en cuenta las ganas que tú tenías de hacerme tuya y las que tenía yo de que aquel rato no acabase. Ambos sabíamos muy bien lo que iba a suceder, la locura y las ganas de jugar recorrían cada centímetro de nuestro cuerpo. Lo teníamos demasiado fácil como para dejar escapar esos minutos juntos, así que, no nos quedamos con las ganas, eso os lo aseguro. Entre sonrisas y un poco de alcohol, con la música sonando y tumbados sobre la cama, allí no había nada que les preocupase. Suavemente me acariciaste la cara hasta llegar a tocarme el pelo, me plantaste un beso de esos que soy incapaz de rechazar. Comencemos con un par de besos combinados con mordiscos y sonrisas, recorrí todo tu cuerpo mientras el calor te invadía y, en ese instante más que nunca, nuestras cómplices miradas sabían lo que decir. “Quítame la ropa” nos decíamos sin abrir la boca. Es irónico que a menos ropa, mas calor. Pero así era, la ropa comenzaba a sobrar y esa racha de calor se mezclaba con esa manera de tiritar que poco a poco iba indicando ese típico “tengo ganas de ti”. Supimos jugar muy bien a ese juego que tanto nos apasiona. Conseguimos que la locura se hiciese cargo de la razón y nos dejamos llevar por lo que nos apetecía de verdad. Entre mordiscos, susurros y gemidos, nos sentíamos realmente nosotros mismos. “Escapémonos de aquí, dejemos que el mundo siga girando sin nosotros y alarguemos este momento en el que nos sentimos mejor que nunca”, nos decíamos sin arrepentirnos de lo que estábamos haciendo. Aquella tarde fue realmente una tentación para los dos, nos sentimos más juntos que nunca y, aunque no era la primera vez, podemos decir que lo fue porque entre nosotros siempre parece la primera vez, es siempre diferente y nunca falta pasión ni ganas. Así es que no dudo que momentos comos estos se repetirán a menudo.


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