Me
estás mal acostumbrando. Has conseguido que dejarse llevar por la alegría sea lo más fácil del
mundo; eso que siempre evité para que la
caída fuera menor cuando todo dejara
de ir bien. Después de todo, llegue a la conclusión de que lo mejor que podía
hacer era protegerme de todo el que me pudiera hacer daño, sin embargo, has
llegado tú y, no se como, has conseguido que cambie esa forma de ver la vida.
Has conseguido que quiera ver en las personas algo más que una cara bonita, que
deje de criticar a las personas y que vuelva a pensar que merece la pena
apostar por alguien especial. No es sólo que haya encontrado mi apoyo diario, es
que ahora también mi tranquilidad, mi seguridad, la confianza en mí misma
dependen de lo que me hayas dicho hoy, de la cantidad de palabras que me has susurrado
al oído. Me estás mal acostumbrando a eso de sonreír a todas horas como
una tonta, y me he dado cuenta de que no querría dejar de hacerlo nunca. Que yo soy la que te entiende, que aunque no lo parezca,
creo que te conozco mucho más de lo que esperaba, en un mes me has mostrado
gran parte de tus virtudes y me has enseñado tu manera de ver la vida. Has sido
capaz de escucharme y, sobretodo, de aconsejarme. Y he de decirte, que por
mucho que lo oculte, por mucho que lo niegue, tú eres la más
perfecta mala costumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario