viernes, 13 de julio de 2012

02:46 a.m.


Ahora mismo comenzaría a soltar un montón de palabras que no te iban a gustar, desde gilipollas o carbón hasta hipócrita. Parece mentira que cuando crees estar mejor que nunca con una persona, esa persona de media vuelta y comience a mirar a otro lado, como si no os conocierais, como si no hubierais pasado juntos ni diez minutos; cuando en realidad habéis pasado mucho más que diez minutos, mucho más que un día, que un año. Es como si se le hubiesen olvidado aquellos días que pasamos juntos en su casa, en el local o en cualquier bar tomado una cerveza. Su especialidad es cambiar de opinión, igual que mentirme o ignorarme. Se le da muy bien marear la perdiz y su juego favorito es el come-cocos. Él tiene la habilidad de jugar conmigo, de decidir si estoy cabreada, alegre o deprimida. Y lo que más me molesta es que en esta situación la más gilipollas soy yo; porque mi mayor pérdida de tiempo es pensar en ti y no sé cómo lo hago pero cada vez pierdo más el tiempo. En estos momentos te odio, me odio y desearía no haber hablado contigo últimamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario