martes, 5 de junio de 2012


A lo mejor estábamos equivocados con toda esta chorrada del amor. Quiero decir, que me da igual que seas una de mis noches o noventa de mis días, que no me importa si me convienes o no, si eres un príncipe azul o un gilipollas. Que lo más seguro es que al final lo más importante no sea como lo llamemos sino esas caricias en el cuello durante un beso, y ese "¿qué tal has dormido hoy? tengo ganas de verte". Pensar en las ganas que tengo de que me mires y sonrías, y que esa tarde no te aguantes más y me calles con un beso. No hace falta hablar de amor, es más, yo cada día tengo menos claro que es eso del amor; yo sólo se lo que siento cuando esa persona me da un beso en la frente, se lo que pienso cuando estoy con él y me hace sentir tan especial, se lo que quiero y se lo que me gusta y si tú todo eso lo quieres llamar amor, llámalo así. Yo cuando entienda y tenga muy claro lo que es, podré decir que estoy enamorada, mientras tanto dejémoslo en que simplemente te adoro un poco, sólo un poco.


P.d: Siempre han dicho que los besos robados saben mejor.

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