Me
fume el sentido del ridículo, me esnife la vergüenza y me tome una copa cargada
de humor, al día siguiente tuve resaca, pero daba igual, ¿Que coño importaba ya
todo? Estaba dispuesta a hacer lo que fuera, y con lo que fuera, me refiero a
cualquier cosa, así que cogí la jeringuilla, y me inyecte por vena algo llamado
felicidad.
No me importa; follo con mucha alegría y con placer.
Me importa tenerte a ti. Sin normas, no hay que fingir.
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